No te voy a mentir: emprender mi primer negocio solo y que fuera una cafetería fue uno de los proyectos más emocionantes y retadores que he vivido al venir de un mundo de productos y estrategias digitales.
Lo imaginé muchas veces: un espacio con buena música, café delicioso, postres y una vibra que hiciera que la gente quisiera volver. Pero entre el sueño y la realidad, hay un terreno enorme que nadie te enseña en los cursos de “emprende con propósito”.
Hoy quiero contarte tres errores que cometí, con la esperanza de que si estás por emprender (una cafetería o cualquier negocio), te sirvan de brújula y no de advertencia tardía.
1. Enamorarte de tu idea sin validar el Product-Market Fit
Tenía claro lo que quería ofrecer, pero no escuché lo suficiente lo que la gente realmente buscaba. Mi menú era hermoso… para mí. Pero no necesariamente para mi cliente ideal.
Esto aplica tanto para productos físicos como digitales: tener un buen producto no garantiza que haya mercado para él. El famoso “Product-Market Fit” es eso: lograr encajar lo que ofreces con lo que la gente está buscando, lo que necesita y por lo que está dispuesta a pagar.
Lección: Testea antes de invertir. Encuestas, degustaciones, pop-ups. El ego no paga la renta.

2. Creer que todo crecería más rápido de lo que realmente lo hace
En mi caso, no aposté todo al diseño ni hice grandes inversiones iniciales. Emprendí bajo un enfoque MVP: probar, ajustar y crecer. Sin embargo, mi error fue confiar demasiado en que todo escalaría rápidamente. Hice pedidos más grandes de lo necesario, y varios productos perecederos terminaron echándose a perder.
La planeación es clave. Proyectar con realismo, medir la demanda, ajustar el inventario y entender que no todo va a fluir desde el primer día, aunque tu producto sea bueno.
Lección: Empezar con lo justo no solo es válido, es sabio. Pero también lo es tener un plan y medir constantemente para no asumir que el crecimiento será inmediato.
3. No pensar en fidelización desde el inicio
Al principio pensé que si el producto era bueno, la gente volvería sola. A veces pasa, pero no es suficiente. Tarde comprendí que fidelizar no se trata solo de dar puntos o sellos, sino de construir una relación. Escuchar, estar presente, dar motivos para regresar.
Hoy sé que se puede empezar con algo simple: una conversación honesta con tus clientes, un seguimiento personalizado, una recompensa pequeña por regresar. La fidelización puede evolucionar contigo y tu negocio.
Lección: No necesitas una gran plataforma de lealtad para empezar. Necesitas intención y constancia.
Emprender es construir sobre prueba y error. Pero si mis errores te ahorran un par de caídas, entonces valieron aún más la pena.
¿Estás emprendiendo? ¿Qué error has cometido que ahora ves con otros ojos?
Escríbeme y hagamos sinergia o si necesitas consultoría para tu negocio o idea de proyecto.